Esta experiencia me ha hecho ver que, por fortuna, aún quedan comercios donde te sirven con ganas, de esos negocios donde se dedican a complacer a sus clientes y te dan todas las facilidades para lograr que quedes satisfecho con los servicios que ofrecen. Estoy hablando de la Confitería Gallego en Cartagena, un establecimiento que hasta ahora desconocía, pero que gracias a su excelente servicio, me ha proporcionado una muy buena experiencia digna de contar.
Ahí va:
Mi pareja tiene dos hermanas menores que él, dos chicas guapas, simpáticas y muy majas, a las que aprecio casi como si fueran mis hermanas y este pasado miércoles fue el santo de una de ellas.
Desde hacía un tiempo me rondaba por la cabeza, la idea de sorprenderla con algún detalle pero el principal problema era que yo vivo en Murcia y ella vive en Cartagena. Sin embargo no iba a dejar que la distancia se convirtiera en un inconveniente y gracias a la Confitería Gallego, eso no sucedió.
Lo primero que hice fue, lo que haría cualquier persona hoy en día, buscar en Google. Escribo “confiterías en Cartagena” cerca del domicilio de mi cuñada y encuentro varias alrededor; lo segundo, mirar en la información si hacen entrega a domicilio, un servicio muy de moda en tiempos de pandemia, y este establecimiento llama mi atención porque además de afirmarlo, especifica: Entrega sin contacto.
Llamo al número de teléfono que aparece en la información y me responde un chico joven muy amable, me confirma que hacen servicio a domicilio y le comento mi idea de enviar un bonito detalle a un familiar que vive allí.
Le pregunto si es posible hacer una transferencia para pagar a distancia, me dice que “por supuesto” y que me pasará el número de cuenta por WhatsApp, al mismo tiempo que yo a él, le enviaría la imagen de la confirmación del pago. Pero antes que eso, le digo mi pedido, claro.
Pedro, que así se llama el chico, me atiende muy amablemente, le hago el pedido de un muffin de chocolate, (o magdalena de toda la vida) con un vaso de leche y un sobrecito de cacao, pidiendo por supuesto que se entregue “bien bonito” a eso de las 8 de la tarde, con una nota o tarjeta donde ponga “Felicidades de parte de tu cuñada”.
Le pido también que si no es mucha molestia, me mande una foto del paquete antes de ser enviado y me responde: “No es molestia ninguna” y así lo hace, una vez terminado el encargo me envía la fotografía.
Aquí podéis ver el resultado.
Mi sorpresa viene cuando veo en la imagen una taza de porcelana, con su correspondiente platito, el elemento perfecto y que no había pedido, pero que tuvieron el detalle de incluir en el encargo totalmente gratis.
Y no penséis que me cobraron mucho, todo lo contrario. Por un pequeño importe que no voy a mencionar porque seguro que mi cuñada leerá este artículo, me proporcionaron un servicio amable, rápido, completo y eficiente, ofreciéndome todas las facilidades posibles para el pedido, el pago y el envío a domicilio, además de información y fotografías por WhatsApp, que hicieron darme cuenta de la atención que dedicaron a preparar mi pedido. Pequeños detalles que te hacen ver cuándo un comercio se preocupa en hacer bien su trabajo y en dedicar tiempo y esmero a complacer a sus clientes.
Y aún no eran las 8 y cuarto de la tarde, cuando mi cuñada ya me estaba llamando para agradecerme la sorpresa, un detalle del todo inesperado, que le terminó de alegrar el día y que no hubiera sido posible sin la colaboración de la Confitería Gallego.
Sólo me queda agradecer a la Confitería Gallego y en especial a Pedro, el trato atento que recibí y las facilidades que me dieron para llevar a cabo la sorpresa. Espero y deseo que continúen con ese buen hacer y dedicación durante muchos años más.
Muchas gracias.